martes, 8 de mayo de 2012

EL ARCA DE NOÉ









Primera confesión: soy atea. Segunda confesión: no estoy a favor de que se imparta la asignatura de Religión en  los colegios públicos.


Tercera confesión (y ésta con la boquita pequeña): este curso decidí que mi hija cursara la asignatura de Religión.


      Lo sé, soy incoherente. Ahora voy a intentar justificar la decisión tomada, pero me temo que la incoherencia es imposible de tapar.


      Yo estudié en un colegio religioso, y siempre me gustó la asignatura de Religión; me gustaban las historias que se contaban, me parecía que los "valores" que se transmitían eran buenos (aclaro que mi colegio era muy moderno, tanto que el cura de mi pueblo casi no quiso dejarme hacer la primera comunión, a pesar de que me habían preparado en el colegio). Además, siempre pienso que para poder decidir hay que conocer. Y, un punto más, la religión católica es la base de muchas obras artísticas de nuestra cultura, por lo que hay que tener ciertos conocimientos sobre ella para poder disfrutar de determinados cuadros, esculturas u obras arquitectónicas.


      Lo sé, soy incoherente.






      Pero lo hecho, hecho está, y mi hija todos los lunes tiene clase de Religión. Le suelo preguntar qué es lo que hacen, porque me produce mucha curiosidad, y este lunes me comentó que estuvieron pintando "El arca de Noé", nombrando los animales y observando que se agrupaban en parejas. La enana me pidió que le relatara la historia completa de Noé, y así lo hice.


      Esa tarde, entre jabones y patitos de goma, chapoteos y risas con su hermano, me preguntó:

1- "Pero, a ver, ¿los leones son buenos? porque si las personas malas se ahogaron con el diluvio, no sé por qué no se ahogaron los leones también". A duras penas, y pillada totalmente por sorpresa, le expliqué que los animales no pueden decidir ser "buenos" o "malos" o, mejor dicho (odio los conceptos bueno/malo, pero es difícil escapar de ellos), que no pueden decidir entre hacer las cosas bien o hacerlas mal.

2.- "Vale, todos los animales son "buenos", entonces. ¿Y qué hizo Noé con los animales que eran viejecitos? ¿y con los que eran bebés?" Ejem, la cabeza de mamá ya empezaba a hervir y amenazaba con estallar. Pues, a ver, supongo que se ahogaron, sí.

3.- "Pues entonces Noé no era tan bueno como dicen. A mí no me gusta Noé". Claro, hija, si es que no hay nadie que sea "bueno" o "malo" por completo. Digamos que todas las personas somos muy complicadas.

4.- "Mmmm, el que no me gusta, entonces, es Dios. No sé por qué tuvo que ahogar a todas aquellas personas, y no sé por qué tuvo que salvar a Noé". "Ya te he explicado que es una historia, como un cuento, que no pasó de verdad.

      Y cambié de tercio, lo reconozco, mi olla a presión particular no daba para seguir manteniendo esa conversación.

      Pensaba: "¡¡¡¡¡¡CAGÜEN TOOOOO!!!!!! ¿¿¿QUIÉN ME MANDARÍA METERME EN ESTOS EMBOLAOS???" (Sí, no soy muy fina cuando hablo conmigo misma). "Zanjemos el tema": A cantarrrrrr:

              "Un día Noé a la selva fue

              puso a los animales alrededor de él"
                                 (...)


sábado, 5 de mayo de 2012

MI MAMÁ

     

      En su mirada siempre hay un toque de inocencia infantil. Te la puedes imaginar sin dificultades corriendo por el pueblo cuando era niña, persiguiendo a los insectos y llevando a las vacas al monte. En sus ojos se percibe un toque ingenuo y de aire fresco.

      Le gusta tirarse en el suelo y jugar con las construcciones, vestir a las muñecas y hacer carreras de coches. Contar cuentos, disfrazarse y dibujar incansablemente.

      Sabe jugar con los niños, ya lo he explicado, pero también sabe poner límites, y su autoridad es innegable.

      Tiene 60 años y mucha vida a sus espaldas. Ha sido intensamente feliz y ha vivido depresiones infernales. Se pasó media vida imaginándose un futuro para ella que jamás llegó a existir; y aunque eso en algún momento le hizo sentir que su vida estaba vacía, de esa experiencia sacó la máxima de que "lo bueno nunca sabes por dónde va a venir".

      Para mí ella siempre será el trasnochar estudiando las capitales, las natillas cuando estaba enferma, las conversaciones en el baño mientras me peinaba, las caminatas llevándome a todas partes, el café con las amigas y los hijos de las amigas, la bata azul, las caricias en el pelo, la mano triste que busca la mía, la mirada llorosa al ver a mi hija recién nacida, la cara cansada, el amor incondicional.

      Me pasé media vida diciendo que jamás iba a ser una madre como ella, que yo iba a ser diferente, que lo iba a hacer mejor. Ahora sólo pido ser capaz de hacerlo tan bien como mi madre lo hizo. No fue una madre perfecta, pero...¿alguien lo es?

miércoles, 2 de mayo de 2012

AQUÍ ESTOY YO

   


      Hola a todos, me presento. Soy ...... y, ¿veis?, también sé decir mi nombre. Eso es ser grande.


      No soy un bebé, no. Quizás hace unos pocos meses lo era, pero eso quedó atrás. Soy un YO mayúsculo, y un  YO nunca puede ser un bebé. No. Porque yo soy independiente, no necesito a nadie. Soy ese personaje del espejo, que lo sé yo; ése de mirada seductora, tan gracioso con los gorritos de los disfraces de Mayor. Y, si os fijáis, sé poner caras (mis horas delante del espejo me ha costado) y vosotros os creéis mis caras; eso también es ser grande.


      Sé correr casi tan rápido como Mayor, trepar, subir y bajar escaleras, tirarme por el tobogán. Soy uno más en el parque, y ya nadie dice: "mira ese bebé". Ahora dicen: "mira ese niño". Sí, sí, y yo me hago el interesante.


      Aquí estoy, como un Rey, sentado en las piernas de mi Papá. ¿Conocéis a mi Papá? él no es muy hábil para cambiar pañales, pero es absolutamente genial para todo lo demás. Yo voy a ser como él. Así que fijaos en lo guay que es mi Papá, porque así voy a ser yo, ¿ya lo había dicho?


      Mi Mamá es la que me está mirando mientras sonríe. He de reconocer que con ella me gusta ser aún un bebé, pero lo hago sobre todo por ella, no os creáis. A Mamá le gusta mimosearme y darme muchos besitos. A los niños grandes como yo también nos gustan a veces esas cosas; pero un ratito sólo, luego tenemos que salir corriendo a ocuparnos de nuestros asuntos.


      Mayor es mi hermana. Ésa que está sentada en la mesa dibujando y que parece que no me está mirando (pero sí que me está mirando, que yo lo sé). Es Mayor, y con eso está dicho todo. A ella le gusta que yo ahora sea también un niño. Estoy tremendamente, infinitamente orgullosísimo de jugar a juegos de niños mayores con Mayor. Yo puedo hacer todo lo que ella hace. Si ella se cae al suelo, yo también me caigo; si ella se enfada, yo también me enfado; si ella pinta, yo también pinto. Me gusta estar con Mayor, y eso también es ser grande.


      Aquí estoy, sentado en las rodillas de Papá. Y ahora os voy a demostrar una vez más lo grande que soy:
"Galleta". Ale, ya está, Papá me da una de las galletas que hay en la mesa. SOY GRANDE.


      En unos días cumpliré 16 meses. Me gusta descubrirme a mí mismo, me gusta ser YO.

MIÉRCOLES MUDO- PRINCESA PRIMAVERA

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