sábado, 11 de febrero de 2012

MOCOPOMPA Y UÑASCUCHILLO

      Hace tiempo que estoy buscando un sobrenombre para  mis hijos, para poder hablar de ellos en el blog sin tener que decir eso de "hija mayor" o "hijo pequeño". No es que me haya roto la cabeza pensando sobre el tema, pero esa búsqueda está instalada en mi mente y vuelvo sobre ella cada cierto tiempo. Es tarea difícil, dificilísima. Hace una semana se me ocurrió que podría utilizar los nombres cariñosos con los que les llamo yo en casa: ranita y ratón; deseché la idea instantáneamente. Para andar por casa están muy bien esos apodos, pero escritos aquí creo que superan con creces el límite de cursilería que me tengo permitido.

      Hoy he encontrado otros dos calificativos que creo que tampoco van a superar la prueba, pero que describen perfectamente algunos de los momentos más comunes en nuestro día a día: Mocopompa y Uñascuchillo. Perdonad, sé que pueden resultar bastante escatológicos. Los que seáis sensibles hacia estos temas, por favor, dejad de leer.

      MOCOPOMPA:
      "Mamá, mi hermano tiene un moco- pompaaaaaaaaa. Corre, corre y quítaselo, que se me está acercando".
      Así empezó todo: bautizado por su hermana. Pero es que el chiquitín tiene una gran facilidad para fabricar mocos, espesos y viscosos; y, por consiguiente, muchas veces luce unas enormes pompas adheridas a su nariz.
      Y, además, ¡cuidado! sus mocos son suyos y sólo suyos. Cuando ve a alguien acercarse con un pañuelo se restriega firmemente con la mano, pringándose toda la cara ("pero si yo solito sé limpiarme, ¿no lo veis?").  Y en el momento en el que, pañuelo en mano, al fin "el limpiador" consigue acercarse a él, después de haberle perseguido por media casa (y no os imagináis lo que corre en esas circunstancias), los gritos que Mocopompa lanza se oyen en el otro lado de la calle.

      UÑASCUCHILLO:
      La princesa mayor siempre quiere ponerse vestidos elegantes, anillos y pulseras con cascabeles, collares de perlas...¡pero que nadie le toque las uñas de los pies! Es una lucha arcaica que mantenemos entre ella y yo. La verdad es que ya después de tres años y pico me da pereza sólo el hecho de pensar en cortarle las uñas y empezar la danza ritual con frases de ida y vuelta, lloros, enfados y desesperación. Las uñas las cortamos, sí, pero ¡hay que ver lo que cuesta! Por cierto, una pregunta: ¿a alguien le duele que le corten las uñas de los pies? es que mi hija me ha asegurado tantas veces que es dolorosísimo que ya me empiezan a entrar dudas.
      Así que, entre nosotros, retraso ese momento todo lo que puedo, al máximo, hasta que un día veo sus uñas y digo (y ésta es la primera frase, nuestro primer movimiento en la danza ritual): "Esas uñas parecen garras".
      Hoy ha sido un día de esos en los que tocaba cortarse las uñas de los pies. En cierto momento la princesita me dijo: "Mamá, no son garras, son cuchillos". "Muy bien, cariño", pensé, "acabas de bautizarte a ti misma: Uñascuchillo".

 
     Pero, como ya os he comentado, tampoco les veo mucho futuro a estos sobrenombres. Mis niños son muy lindos, y quizás a veces me apetezca hablar de sus dibujos, de sus palabras o sus gustos, y no queda bien que en todo momento el lector tenga en mente sus más feos atributos.

    Sin embargo, no puedo resistirme a utilizar una vez, una sólo, estos motes en una descripción, a ver cómo quedan:


      Mocopompa da vueltas por la casa paseando en una sillita un gran balón azul. Ojo, que el balón recibe todos los cuidados y atenciones que Mocopompa es capaz de dedicar, que ya los querría para sí cualquier muñeco de los que esperan sentados en la habitación. Y es que GRAN BALÓN no sólo se porta bien en la silla y sobrelleva los meneos y remeneos de su improvisado papá; también acepta felizmente ser golpeado, lanzado, pataleado y baboseado.


      Uñascuchillo, mientras, pinta doscientas veces la misma muñeca con alas. La razón es evidente: ha encontrado un cuaderno en blanco, nos ha pedido permiso para tomarlo como suyo, y ha decidido no perder el tiempo. Un cuaderno en blanco está desprotegido y desaprovechado. Una vez que ha conseguido que la muñeca luzca su sonrisa partida en todas las hojas, ha vuelto a la primera y ha empezado a dibujar una casa, esta vez ya con más calma.

      Una pelota aparece volando y,  casualidad fatídica, lanza el cuaderno contra la pared, arrugando unas cuantas muñecas, que agrandan su sonrisa ante la escena. Los gritos están servidos.

10 comentarios:

  1. Jajajajaja, Kym, me mataste!! Me encanto, como lo expones... Yo a los nenes por lo regular les digo enano y enanito! Genial como siempre!

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  2. ¡Me alegra ver que sigues siendo la gran MAMAMOCOPOMPA Y MAMAUÑASCUCHILLO de siempre! ¡Me alegra poder sentir en tus palabras las mismas buenas vibraciones! ¡Me alegras tú, tus niños y tus experiencias!
    ¡FELIZ SEMANA GRANMAMA!✿

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    1. Gracias, Débora!!!!!!!!!!! Las cosas se van acomodando, poco a poco...Cuesta, pero al menos ya estamos organizados en nuestra nueva rutina.
      Un abrazo grande!!!!

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  3. Me he reído con la historia de esos cariñosos motes. Espero que sean estos u otros, encuentres unos que te gusten para dirigirtes a ellos.

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    1. Gracias por pasar!!! Me alegro de que te hayas reído ;)

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  4. Ja, ja, Kym, me he reído un montón con tu post¡¡¡. Un besito

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  5. Vaya motes!! yo le digo a mi hijo que es muy salao y me dice "no mama, no soy salao.. soy ...." y te suelta el nombre y los dos apellidos jjajja


    En mi blog hay un premio para ti, espero que te guste.. un abrazo

    http://menos1000ymas30.blogspot.com

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