jueves, 6 de septiembre de 2012

CON LA INTELIGENCIA HEMOS TOPADO

"Pues sí, ya tenemos los resultados de las pruebas que le hicieron en el colegio. ¡Un CI de 130!"

      No, no soy yo la que habla. Yo soy la que mantiene la mirada fija, alucinada, dirigida hacia tres niños que saltan, juegan y gritan alrededor de la plaza. Dos de ellos son mis hijos, los conozco muy bien, y el otro es Manuelito, de 5 años. Pantalón corto, de marca, camisa blanca lustrosa con una gran mancha marrón de helado en forma de sonrisa, como queriendo decir: "aquí estoy yo, y yo soy como soy".

      La sorpresa me ha dejado paralizada. Hace un minuto estábamos hablando de lo caras que se habían puesto las cañas y, ahora, sin venir a cuento, esta mamá, levantando la frente y articulando con cuidado (no vaya a ser que se nos escape alguna de sus palabras) nos lanza esta frase tan, tan interesante.

      Y es que, sí, la frasecita me da mucho que pensar, mientras Manuelito y mi chiquitín lanzan gritos al cielo, taladrando las nubes, felices a más no poder. Los pensamientos se me agolpan, inconexos, y sólo puedo transcribir la conclusión final: "algún día tendré que juntar fuerzas y hablar sobre la inteligencia en el blog".

      Esa mamá a la que acabo de conocer, amiga íntima de mi íntima amiga, que está a mi derecha, todavía no ha terminado. Esta vez casi susurrando, con tono de misterio (como actriz esta señorona no tiene precio), nos suelta:

"Pero, no te lo pierdas, el hijo de Clara ha sacado un CI de ¡150!"

      Ahora sí que miro, como un resorte mi cabeza gira hacia la voz, mientras me imagino un montón de madres en la puerta del colegio hablando sobre los resultados que sus hijos han obtenido en los tests de inteligencia; quién sabe...quizás hasta con los propios niños delante.


      Mi amiga, a la que este tema no le causa ningún tipo de reacción especial, me pregunta:

- "¿Y tú ya sabes algo de los CIs de tus hijos".
- "Pues no, ni lo sé ni me interesa" (ay, madre, creo que ha sonado excesivamente borde, ¡no era mi intención!).
- Pues ya verás, en un añito o así le harán a la mayor el test, como les hacen a todos.
.......................(ejem)
- No, no creo que se lo hagan.
- ¡Pero si se lo hacen a todos!
- Eso no es así.
- Aquí se lo hacen a todos.
- Ajá.
- Y está muy bien, porque así les pueden atender en función de sus necesidades reales.
........................ (¿estallo o no estallo?)
- Ajá.
- ¿Y en tu cole dices que no lo hacen?
- En algún caso concreto puede que sí, pero no es la norma ni muchísimo menos. Y no se les dice a los padres el "resultado" como si fuera el número de una tómbola, para que lo comparen entre ellos y, de paso, marquen a los niños para toda su escolaridad. Además, ya sabes lo que pienso yo del CI.
(Ya está, estallé, era inevitable).

      Sigo mirando a los niños que, ahora, están haciendo una carrera. Manuelito se cae en un charco, y todos se ríen mucho. Su madre traslada el enfado que tiene conmigo hacia el niño: "¡¡¡¡Manuelito, te has puesto perdido!!!!"



      Y yo sigo juntando fuerzas para tratar algún día el tema de la inteligencia en el blog. Tiene tantos frentes que no sé por dónde empezar. Quizás esta escenita ha tenido, al menos, la función de romper el hielo.

6 comentarios:

  1. Tengo afilados mis dientes, porque con este tema de los coeficientes muerdo por convencimiento y por experiencia propia. Mi hija fue etiquetada por esos "tests de madurez" hasta que una maravillosa profesora descubrió su potencial y fue para ella un salto cualitativo importantísimo. No son un punto de referencia a creer a pie juntillas y desde luego tampoco para comentar ni siquiera con el niño/a. Vamos que si pudiera volver atrás no permitiría que mi hija hubiera hecho esas pruebas. ¡¡Pues no hay factores que intervienen en la inteligencia que no se miden y son tan decisivos en su desarrollo personal!!.

    Besos de aliento para que abordes el tema de la inteligencia. Adelante!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me imagino lo que habréis pasado, Mar. Desgraciadamente es algo que sucede con bastante frecuencia.

      La escuela debe ser inclusiva, preparada para atender a todos los alumnos en función de sus personales características. Es una tarea difícil pero no es imposible (si se cuenta con los recursos adecuados, algo que cada vez nos están "recortando" más).
      Desde luego, etiquetar a un alumno en función de un test de inteligencia o de una prueba de madurez (que me imagino la escena: toda la clase a una, rellenando papeles) no es la mejor forma. Es más, existe lo que se llama el "Efecto Pigmalión", que consiste en que si un profesor piensa que un niño tiene bajas capacidades finalmente las acabará teniendo. ¡¡¡Bravo por la profesora que plantó cara y le demostró a tu hija lo que valía!!!

      Como tú dices, la inteligencia es multifactorial. Como para tomarse a la ligera el tema.

      Un abrazo fuerte, y gracias por estar!

      Eliminar
  2. Ainsss linda... no hace falta que digas nada porque ya sé lo que estás pensando! Pero dilo, dilo porque me encantará escucharte!
    Ojiplatica me habría quedado yo! Como si la inteligencia fuera cosa de un número... como si la inteligencia fuera una... como si la escala de valor pudiera servir para comparar ¿qué?
    Quién verdaderamente siente no necesita que nadie le etiquete sobre cómo debe sentir o cómo espera la gente que sienta...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La irresistible tentación de la comparación. Comparar el tamaño de los bebés (mi hijo está enorme, mucho más grande que el tuyo) puede resultar hasta cómico; pero en este caso, en el de la inteligencia "medida", se puede realmente hacer mucho daño.

      Estamos en la misma "onda", así que seguro que sabes ya lo que voy a escribir, jajaja.

      Eliminar
  3. ¡Ay no! no me digas que de las comparaciones con los percentiles se pasa a las de los coeficientes de inteligencia. Al menos gracias a entradas como esta y a sus comentarios puedo ir preparándome para lo que está por venir.
    Un besazo y me alegra tenerte de vuelta ;)

    ResponderEliminar
  4. Madre mia, que agobio, si al mio siempre le miran porque se sale de los percentiles por canijo y delgado.. no quiero ni pensar que va a pasar con los Ci, que locura...

    Creo que los profesores deberian animar a todos los niños, teniendo en cuenta sus limitaciones o no.. pero tienes toda la razón cuando hablas de el Efecto Pigmalion, yo lo sufrí en mis propias carnes

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Entradas populares