miércoles, 2 de noviembre de 2011

Y YA QUE ESTAMOS: LOS MIEDOS (Parte 1)



    Bueno, por algún tema hay que empezar. Me parece que éste puede resultar muy interesante para la mayoría de los padres.


    Empecemos aclarando el concepto, primero, para divagar, reflexionar y compartir después.

    Principalmente hay dos tipos de miedos: el miedo adaptativo y el patológico. El miedo adaptativo es el miedo normal, por así decirlo; y es que, ¡¡¡sí!!!, es normal sentir miedo. Yo tengo miedo a la crisis mundial (¡y mucho!), a los ladrones cuando paso por un callejón oscuro, a quemarme si estoy ayudando a apagar un incendio...Este tipo de miedo me ayuda a estar alerta y a adaptar mis respuestas a las diversas situaciones que me voy encontrando por la vida. Si no tuviera miedo no sabría reaccionar y, por ejemplo, me quemaría o estaría más expuesta a un atraco. Contra la crisis mundial tengo poco que hacer, desgraciadamente.


    El miedo patológico es aquél que hemos aprendido, bien por imitación  bien por alguna situación traumática vivida en relación al objeto del miedo, y que no tiene ni sentido, ni lógica, ni nada. Visualicemos a un hombre cincuentón, trajeado y con un maletín, que se encuentra sentado frente a nosotros en el metro. Este hombre, de pronto, se levanta bruscamente y se cambia a un asiento situado al otro lado del vagón. Igual nos entra la risa floja al verlo, igual simplemente lo miramos de soslayo porque estamos pensando en nuestras cosas, o igual nos fijamos bien, bien, bien y vemos que semejante escándalo lo ha provocado una minúscula arañita que se acercaba a su pie por el pasillo.
El caso del ejecutivo del metro es un claro caso de miedo patológico, no adaptativo; la pobre arañita no suponía ningún tipo de amenaza, se mire por donde se mire.

    Estos miedos son los que se suelen llamar fobias.
    Pero los miedos que viven y sufren nuestros hijos son de otro tipo, quizás una mezcla de los dos anteriores. Son miedos evolutivos, que forman parte del crecimiento, del desarrollo de la imaginación, del descubrimiento del entorno. Estos miedos pueden darse tanto de día como de noche, pero quizás los que nos llaman más la atención son los que suceden por la noche. Y aquí también vamos a diferenciar dos tipos, por eso de que me gusta resaltar algunas palabras con colorines ;) : los terrores nocturnos y los miedos nocturnos.


    Los terrores nocturnos son muy fácilmente reconocibles. El niño se despierta por la noche gritando, normalmente nos lo encontramos sentado en la cama, no atiende a razones, es como si no nos viera y está así durante unos pocos minutos (no son episodios largos). Al cabo de ese tiempo se vuelve a dormir, y al día siguiente no recuerda nada de lo ocurrido.
    Los miedos nocturnos son más complejos. Cada niño los vivencia a su forma. Miedo a que salga un monstruo del armario, miedo a que venga un hombre malo y lo secuestre, miedo a la oscuridad. Y aquí entramos en materia...¿qué demonios hacer ante estas situaciones?

    Yo como madre, personalmente, estoy desesperada.

    ¿¿Qué decís?? ¿lo habéis vivido? ¿cómo lo habéis tratado/ superado?

Para más información sobre los miedos os dejo el link a una página en la que hacen un resúmen creo que bastante claro e interesante. Incorporan consejos que pienso que pueden ser útiles.

1 comentario:

  1. Nuestra niña todavía es pequeña y no ha sufrido miedos importantes. Algún susto, algo que no le agrada.
    Le empezaron a dar miedo los globos, pero se la pasó solo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Entradas populares